Queremos atraer lo mejor, lo más bonito, lo más fácil.

Pero… ¿qué estamos proyectando realmente?

A veces no somos conscientes —o no queremos serlo— de que atraemos aquello que vibra con lo que llevamos dentro.

¿Y sabes por qué cuesta tanto verlo?

Porque mirarse de verdad… duele.

Reconocer que tenemos heridas abiertas, creencias limitantes, emociones no resueltas, nos incomoda.

Y a veces… es más fácil justificar que transformar.

Es más fácil decir:

"La vida es injusta"

"La gente me falla"

"El amor no es para mí"

Que mirar al espejo del alma y preguntarte:

¿Qué parte de mí está creando esta realidad?

No se trata de culpa.

Se trata de responsabilidad consciente.

Porque solo cuando reconoces lo que hay dentro, puedes cambiar lo que está fuera.

La gran verdad es esta:

No atraes lo que deseas… atraes lo que ERES.

Y si lo que atraes no te gusta, tal vez sea momento de hacer la pregunta más importante:

¿Qué estoy proyectando al mundo… desde lo que no me permito ver en mí?

Solo cuando te haces consciente de esto, puedes empezar a crear la vida que mereces.

Desde tu luz… y también desde la aceptación amorosa de tu sombra.

Hasta la próxima!